jueves, 19 de noviembre de 2015
viernes, 23 de octubre de 2015
domingo, 4 de octubre de 2015
ARGENTINA DESPEGA
El satélite geoestacionario, diseñado y construido por la República Argentina con el propósito de favorecer la exportación de contenidos audiovisuales, fue lanzado exitosamente desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa.
El Arsat-2 partió el 30 de septiembre a las 17.30 de Argentina, desde la base ubicada en Kourou de la Guyana Francesa, administrada por la empresa Arianne Space. El satélite integra en su plataforma antenas de banda C para aumentar la capacidad de transferencia de contenidos audiovisuales y ofrecer la distribución en los mercados hispanoparlantes de Centro y Norteamérica de los contenidos producidos por la industria cinematográfica y televisiva en castellano.
Mientras que el Arsat-1 -lanzado el 16 de octubre de 2014- cuenta con una antena única en banda Ku que centra su emisión en el territorio nacional, el Arsat-2 tiene tres: dos desplegables y una fija, que emiten en dos bandas: Ku y C.
Mientras que el Arsat-1 -lanzado el 16 de octubre de 2014- cuenta con una antena única en banda Ku que centra su emisión en el territorio nacional, el Arsat-2 tiene tres: dos desplegables y una fija, que emiten en dos bandas: Ku y C.
La transmisión en banda Ku del Arsat-2 refuerza la misión territorial y socialmente integradora de su antecesor a nivel nacional, al tiempo que la otra banda ofrece dos ventajas en cobertura panamericana: históricamente ha sido la primera opción para la transmisión satelital de TV, lo que permite ofrecer el alquiler de servicio para exportación de contenidos audiovisuales, y no sufre atenuación por lluvias.
La nueva herramienta ocupará la posición 81° Oeste y se integrará al Sistema Satelital Geoestacionario Argentino de Telecomunicaciones (SSGAT) que ya cuenta con el Arsat-1, que presta servicio en la posición 72° Oeste. A ellos se les sumará luego el Arsat-3, actualmente en fase de desarrollo.
Un orgullo para el país y un nuevo hito en la reafirmación de la soberanía.
viernes, 11 de septiembre de 2015
La reencarnación del Estado
Oscar González | Para Letra P
Secretario de Relaciones Parlamentarios del gobierno nacional.
A propósito de la conocida maroma discursiva de Mauricio Macri, que del fundamentalismo privatizador pasó a reivindicar las políticas públicas del gobierno, antagónicas con cualquier formato neoliberal, es oportuno decir que la reencarnación del líder amarillo actualiza una discusión que atraviesa los últimos años sobre el carácter del Estado que vienen construyendo los gobiernos populares suramericanos.
Curiosamente, el tema parece interesar más a los politólogos europeos que a los protagonistas y dirigentes del nuevo “populismo latinoamericano”, exceptuadas las oportunas reflexiones del vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, y del asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García.
Pese a la marca diversidad de las experiencias y el desparejo nivel de consolidación de los proyectos, esos gobiernos ofrecen elementos comunes que guardan semejanza con los Estados de Bienestar que surgieron en la Europa de la segunda posguerra e incluso más con los “estados sociales periféricos”, como se llamó a los regímenes nacional populares como los de Perón en la Argentina, Lázaro Cárdenas en México y Getulio Vargas en Brasil.
Esos rasgos comunes radican en el decisivo papel del Estado en la planificación de la economía y la producción, en la participación de los trabajadores en la puja distributiva del ingreso vía sus organizaciones gremiales y en el papel del Estado como garante de los derechos sociales: acceso a la salud, la educación, la previsión social.
Los estados sociales europeos nacieron como respuesta a la “amenaza” comunista que encarnaba la entonces Unión Soviética y su emblemático carácter de nueva utopía emancipadora, que alentaba las luchas de trabajadores cuyas condiciones de vida nada tenían que ver con la prosperidad del capitalismo imperialista de la época. Ya hacia fines de la década del ’30, la crisis mundial había marcado el fracaso del Estado liberal clásico, con su absoluta libertad de mercado y las teorías librecambistas, dogma de las grandes potencias capitalistas.
Fue para entonces que John M. Keynes revolucionó la teoría económica dándole fundamento a las políticas de los estados sociales al asignarle un papel decisivo al gasto y la inversión públicos en la regulación de los ciclos de la economía. Lo explicitaran o no, los gobiernos populares de América fueron naturalmente keynesianos más que ninguna otra cosa, al dotar al Estado un rol primordial en la protección del mercado interno, las producciones locales y la distribución del ingreso.
Pero mientras en Europa, heredera del liberalismo político de la Revolución Francesa y la modernidad, el sujeto de la democracia era el ciudadano, y el uno sin la otra no podía concebirse, en América latina el sujeto fundamental fue el pueblo, ya se tratara del pueblo mestizo, blanco, negro o indígena.
De manera que al mismo tiempo que América latina acogía las ideas de Keynes, la lucha por la hegemonía dentro y fuera de los gobiernos populares le daba una vigencia palpitante a algunas cuestiones planteadas por Antonio Gramsci: ni el Estado era ya un dócil instrumento de las clases dominantes ni una herramienta sin contradicciones al servicio de las clases populares, sino el ámbito donde luchan las fuerzas que pugnan por profundizar la democracia y aquellas otras que resisten desde zonas irreductibles del propio Estado: desde las fuerzas armadas y de seguridad hasta la justicia y otras áreas del poder público, incluidos los estamentos burocráticos del aparato estatal, en especial los organismos encargados del control de la economía financiera. Nada ajeno a lo que sucede hoy en varios países.
Por otra parte, el pasado colonial y semicolonial de nuestras naciones, que fue sucedido en casi todos los casos por la dependencia económica de Inglaterra y Estados Unidos, le dio un elemento distintivo a los procesos populares latinoamericanos, ya que la depredación y el saqueo perpetrados por las grandes potencias y sus aliados locales estimularon un sentimiento antiimperialista, nacionalista y anti oligárquico que cimentó las bases del populismo latinoamericano.
Es lo que los enemigos del populismo llaman “la invención de un enemigo externo para cohesionar las masas” detrás de un líder. Lo mismo que critican hoy los economistas del establishment y políticos como Macri, cuando dicen, al referirse al enfrentamiento con los fondos buitres, que el gobierno inventa enemigos en lugar de mirar las culpas propias.
Notable ironía: mientras en Europa el neoliberalismo sigue predominando y mostrando su peor cara, con el sometimiento de la democracia al capitalismo financiero, en América latina el fracaso del fundamentalismo de mercado fue sucedido por los gobiernos “pos-neoliberales”, como se los denomina con poca imaginación y menos gracia. Más aún, hasta se da el lujo de atraer, aunque ellos lo hagan con fines electorales, a los representantes más fieles del mercado y la derecha política, como Capriles en Venezuela, Cardoso en Brasil y, ahora, Macri entre nosotros. Aunque este último no sepa bien qué es un estado social y despotrique porque los hospitales porteños atienden la demanda del conurbano y reciben pacientes de los países limítrofes.
Volviendo a la pregunta del comienzo, ¿estamos asistiendo al nacimiento de nuevas formas de estado social en América latina en general y en la Argentina en particular? La academia local se ha preguntado si el conjunto de políticas sociales aplicadas a partir de la asunción de Néstor Kirchner en 2003 constituyen una efectiva “construcción de ciudadanía”. La condición para que así sea estaría dada por el carácter universal y no focalizado de los programas sociales más importantes, por ejemplo la AUH. La respuesta no se encuentra tanto en el análisis de tal o cual ley ampliatoria de derechos, sino en el conjunto de políticas públicas aplicadas a lo largo de estos años, que han transformado progresivamente las condiciones de vida de la mayoría del pueblo, y no sólo de los más desfavorecidos.
Porque en el perfil del Estado que se fue configurando en esta década se integran los derechos laborales recuperados, las negociaciones paritarias —de fundamental importancia social y económica en cuanto a sus efectos en la producción y el consumo—, el derrame del crecimiento económico (ahora sí, verdadero) hacia los sectores medios y la ampliación de derechos ciudadanos hacia segmentos sociales postergados o discriminados. Todo ello hace a la construcción de un Estado social.
La eterna crítica, a veces bienintencionada y otras no, de que el populismo subordina las libertades individuales a la justicia social ya es muy difícil de sostener con datos objetivos, a menos de que se piense con doña Rosa María Juana Martínez Suárez, alias Mirtha Legrand, que estamos bajo una “dictadura”.
Las derechas se han empeñado en hallar rasgos autoritarios e invasivos de la propiedad privada frente a cada acción oficial en la que el gobierno pone en juego su autoridad política, esto es, cada vez que desde el ejecutivo se ejerce el mandato de la voluntad popular. Y lo ha hecho con una firmeza y decisión imperdonables para quienes desean el retorno al Estado sin ciudadanos de los ’90, cuando un gobierno podía cambiar la composición de la Corte Suprema para consolidar privatizaciones amañadas.
La contraposición entre libertad e igualdad no es algo que hoy defina los niveles de democracia vigentes; por el contrario, la democracia se ha ampliado y acrecentado a lo largo de estos años en la medida en que ha mejorado sustancialmente el modo en que viven, trabajan, estudian y aman las mayorías populares, es decir, las condiciones mismas en que los ciudadanos deciden sus propias opciones políticas y de vida.
Publicado por Letra P, el 7 de septiembre de 2015
miércoles, 12 de agosto de 2015
martes, 4 de agosto de 2015
Edificios del Hogar Obrero declarados de interés histórico nacional
La Presidenta de la Nación decretó la declaración de bienes de interés histórico nacional a una serie de edificios construidos por la Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito El Hogar Obrero Ltda. Son el edificio Juan B. Justo (Martín García 465/73/95) y Bolívar N° 1856/64/94; Rochdale (Owen N° 2921/31/37) y Rochdale N° 1134/38; Ángel Giménez (Juan D. Perón N° 2070/72/74 y al Conjunto El Hogar Obrero Villa Ortúzar sito en las calles Giribone N° 1321/24, Álvarez Thomas N° 1320/26/30 y Elcano N° 3665.
Entre los considerandos se destaca que el “cooperativismo propone una actividad solidaria, ya que las sociedades cooperativas, a diferencia de las mercantiles, llevan a cabo una actividad empresaria de carácter social, con la participación igualitaria de todos sus socios y sin fines de lucro”.
Además resume la valiosa historia de la cooperativa, al mencionar su fundación por el Doctor Juan Bautista Justo, la primera asamblea el 30 de julio de 1905 y el inicio de las actividades el 5 de junio de 1907.
Por otra parte, señala que esta entidad fue pionera en observar las necesidades de quienes no disponían de un hábitat adecuado y proponer una solución, anticipándose a la actuación directa del Estado.
En concreto, el Hogar Obrero conjugó una propuesta arquitectónica con una mirada higienista y reformadora en el diseño de sus obras, que hoy constituyen verdaderos hitos urbanos con una fuerte presencia en la memoria popular de todos los porteños.
Fuente: www.lacomuna7.com.ar
martes, 21 de julio de 2015
Los tres puntos del destino
Por Luis Bruschtein
Si hubiera ganado Martín Lousteau, se habría convertido en el nuevo jefe de Gobierno de la Ciudad y habría terminado con la carrera de Mauricio Macri. Solamente tres puntos salvaron de la catástrofe al aspirante presidencial por el centroderecha. La diferencia entre seguir en carrera y despedirse de la política fueron apenas unos pocos votos. Lo debe haber pensado y sufrido cuando las urnas empezaron a escribir su profecía. Durante varios minutos se habrá imaginado la amarga despedida, la vuelta a un llano despojado de aspiraciones políticas. Nunca más pasitos de baile ni globitos, nunca más jugar a ser los inocentes de Barrio Norte. Fueron tres puntos de diferencia que le hubieran cambiado la vida a un candidato que ahora competirá para ser presidente. El destino no puede ser tan azaroso o bromista quizás: tres puntos para la bifurcación entre dos futuros tan diferentes. El PRO no existe sin Mauricio Macri y Mauricio Macri no existe sin el PRO. Si esos tres puntos inclinaban la balanza para el otro lado, el PRO se derrumbaba y bajo sus ruinas hubiera sido aplastada la apuesta de vida de Mauricio Macri orquestada por Durán Barba y salvada casi milagrosamente por los votos de Recoleta.
La vida sigue, pero esos tres puntos tendrán un precio demasiado alto para Rodríguez Larreta que ganó por un pelo y deberá crecer para no ser devorado por la gestión en la ciudad. No podrá depender para siempre de los votos de Recoleta. Tendrá que generar su propia presencia. Los tres puntitos le pusieron un cepo a Macri. Cada comicio desde que empezó la agenda electoral nacional significó cargar más lastre para su campaña. Ninguna de las votaciones en las provincias ni en la capital le aliviaron esa carga y, por el contrario, se la hicieron más pesada. Ningún resultado le alcanzó para el espaldarazo que necesitaba desesperadamente. Una tras otra la realidad desbarató sus ilusiones y las expectativas sobre las que esperaba construir su carrera hacia la Rosada. Pero tampoco ninguno de esos resultados alcanzó para sacarlo del camino como le ocurrió a Sergio Massa. Hará su llegada a la arena de octubre como un gladiador debilitado, con una derrota casi anunciada. Es probable que así hayan sido sus cálculos de mínima y que en ese escenario, en el llano y derrotado en las presidenciales, tendría sólo el apoyo del gobierno de la ciudad para reconstituirse. Y ese posible escenario –seguramente el de mínima para Macri– decidió la candidatura de Rodríguez Larreta, el más fiel, aunque el menos carismático. Paradojas de la vida: estuvo a punto de perder por elegir al que creía que era el único que le daba seguridad para seguir.
Resulta sorprendente cómo para Macri esos tres puntos de diferencia equivalen al ser o no ser y lo mismo para Martín Lousteau. Si el joven ex ministro del kirchnerismo hubiera ganado, habría tenido las herramientas para consolidar este resultado inesperado. Desde el gobierno de la ciudad podría haberse almorzado los restos del PRO y haber generado su propia fortaleza territorial, que por ahora sigue siendo prestada.
Lousteau es el candidato perfecto, pero no el político perfecto, ni el administrador perfecto. No tiene la construcción territorial del político ni mostró solidez en la gestión. Es un buen candidato que siempre va a depender de que alguien lo ponga en una lista. Si esos tres puntos que lo dejaron por debajo de Rodríguez Larreta, lo hubieran favorecido, la dinámica de la gestión le daba una herramienta importante para completarse como político y administrador. Pero los tres puntos le sonrieron a su adversario y la mitad de sus votos retornarán al kirchnerismo y alguno a la izquierda. De la otra mitad una parte es socialista, la otra radical y una tercera de Elisa Carrió que mantiene algún voto del primitivismo porteño. Sin esos tres puntos, pasó a ser otra vez Martín Lousteau, sin bases ni orgánicas partidarias ni gran fuerza legislativa, sólo el muchachito simpático y descontracturado que espera la fortuita decisión de algun armador política para regresar como candidato.
Apenas tres puntos decidieron sus destinos. Son poquitos votos pero fueron la consecuencia de grandes migraciones subterráneas. La izquierda apenas pudo decidir el destino de los votos que obtuvo en primera vuelta. Sólo le agregó un tres por ciento al dos por ciento anterior que había sacado el voto en blanco en primera vuelta. Quiere decir que –aun considerando que ningún kirchnerista votó en blanco, lo cual es dudoso– Lousteau obtuvo alrededor de cuatro puntos de votantes de la izquierda. Es un fenómeno que debe alertar a los partidos trotskistas sobre el voto que los favorece. No es un voto ultramilitante como el de los afiliados a los partidos. Y es un voto que no acata disciplinas.
La migración más fuerte fue la del kirchnerismo. Al revés que la izquierda opositora, sus dirigentes no impartieron ninguna orden. Pero fue como si lo hubieran hecho. Fue un movimiento en bloque y espontáneo, sin decisión orgánica. Resulta sorprendente. Refuerza la idea de que el voto kirchnerista a pesar de su no despreciable masividad, también es un voto a consciencia, lo cual tiene un flanco no tan positivo, porque lo circunscribe casi como un voto militante. Aunque esa migración en bloque favoreció a Lousteau, puso en evidencia una construcción más sólida que la de ECO, que si bien surgió como segunda fuerza, es un acuerdo inestable de varios partidos.
Fuente: Página 12.
viernes, 3 de julio de 2015
A dos del balotaje: FUERZA RECALDE!!!
Según un estudio de M&F publicado hoy, el 44,7% de los porteños votaría a la fórmula del PRO, Rodríguez Larreta-Diego Santilli. Lousteau y Fernando Sánchez, de ECO, recibirían un 23,5%, mientras que Mariano Recalde y Leandro Santoro conseguirían un 21,3%. Así la brecha es de tan sólo 2 puntos. FUERZA FPV, FUERZA RECALDE!!!
lunes, 15 de junio de 2015
EL VÍNCULO: SCIOLI Y LAS COOPERATIVAS
Scioli entregó material a cooperativas y pidió readecuar la matriz energética
En la Escuela de Policía "Juan Vucetich", junto al secretario de Servicios Públicos, Franco La Porta y más de 25 intendentes, al subsecretario de Energía Eléctrica de la Nación, Paulo Farina y el secretario General de Luz y Fuerza, Guillermo Moser, el Gobernador puso en valor "la gran tarea social, el espíritu fundacional y la esencia de las Cooperativas, que atienden localidades de 120 habitantes hasta ciudades de 55 mil".
El material otorgado a las 200 Cooperativas eléctricas que funcionan en la Provincia, está valuado en 120 millones de pesos. Precisamente, se entregaron 280 transformadores, 40 reguladores, 20 conectores automáticos, 30 seccionadores bajo carga, 8.000 columnas y postes, y 800 kilómetros de cable pre ensamblado, al tiempo que se anunciaron obras por 70 millones para el sector cooperativo. Todo eso forma parte del programa de Convergencia Tarifaria que impulsa el gobierno nacional.
Fuente: Minutouno.com
viernes, 1 de mayo de 2015
Un soñador empecinado
Por Oscar R. González. Secr. de Rel. Parlamentarias.
Cuando supe de la muerte de Eduardo Galeano, no me vinieron a la memoria los títulos de sus libros ni algunas de las originales, y célebres, afirmaciones que lo hicieron trascender al gran público, más allá de lo literario. Asomó una imagen que había quedado alojada en mi recuerdo desde una destemplada tarde de agosto de 1976, apenas unas horas antes de salir de la Argentina rumbo al largo exilio mexicano.
En plena Avenida del Libertador, tras despedirme con sigilo de un Eduardo Luis Duhalde clandestino y de sus minuciosas instrucciones sobre cómo colaborar desde el exterior con la denuncia sobre la violación a los derechos humanos que cometía la recién desembarcada dictadura cívico-militar, me topé con una cara conocida. Era Galeano, que bajo aquella recova me susurraba que él también estaba yéndose de una Argentina que se había tornado irrespirable.
Para muchos de nosotros, Galeano fue durante muchos años sinónimo de Las venas abiertas de América Latina. Para las generaciones que nos iniciamos en la militancia en los ’60 y ’70, esa obra era la confirmación de que la exacción imperialista tenía hondas raíces históricas y de que nuestras rebeliones habían comenzado varios siglos antes.
Su nombre estuvo asociado también a proyectos periodísticos culturales inteligentes y osados: la emblemática revista Crisis –que lo tuvo como director–, nacida en una primavera que duró menos de lo que esperábamos, y, al regreso de su exilio en España, el semanario Brecha, heredero del no menos mítico Marcha, en la Montevideo de sus afectos más entrañables.
Pero Galeano fue también un enunciador de sueños, que en su origen no podían ser sino la negación utópica de aquella historia y de ese presente.
Por formación y convicción, el suyo era un socialismo humanista que depositaba su esperanza en la ruptura con un sentido común que legitima la humillación y el sometimiento como si formaran parte de la naturaleza de las cosas, en la consolidación de poder y autonomía popular frente a la prepotencia de los poderosos, en la construcción de sociedades más justas y más autónomas, más respetuosas con el ambiente, menos subyugadas por el productivismo capitalista.
Fue, en ese sentido, un verdadero ideólogo de este nuevo siglo donde aquellos sueños alimentaron una nueva militancia que, a lo largo de todo el continente, apoyada en tradiciones distintas y bajo formas también diferentes, no se conformó ya con ser contestataria ni con ser sólo contrapunto retórico y se propuso construir en la vida real una historia diferente.
Galeano no fue ajeno a ese cambio sustancial. Desde sus dichos, sus escritos y su compromiso político fue parte inescindible de ese proceso que lo reconcilió con Latinoamérica y le confirmó que muchas de sus ensoñaciones –que algunos quizás interpretaban con simples ademanes literarios y alegorías voluntaristas– se iban a corporizar en un protagonismo popular que reabriría, como llegó a verlo, las grandes alamedas de la historia continental.
Publicado por Miradas al Sur, el 19 de abril de 2015
miércoles, 8 de abril de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
18F, el bautismo de fuego del partido judicial (CFK Facebook)
Breve introducción y alguna reflexión
Me contaban que en los últimos días, cuando terminaba de hablar en algún acto oficial, TN, el cable del monopolio Clarín, titulaba: “No mencionó a Nisman”, “No habló de la marcha del 18F”.
Es cierto que cuando hablo por cadena nacional se les dificulta apenas un poquito la tarea destructiva y depredadora de lo institucional. Pero la libertad de prensa, por suerte, no sufre mella. La cadena nacional del desánimo y el odio, comandada por Clarín, goza del privilegio de la libre expresión los 365 días del año durante las 24 horas.
Pero volviendo al reproche que se me hacía por mi “silencio”, resulta curioso que cuando hablo de lo que algunos no quieren, un fiscal me exige que me calle, y cuando no hablo de lo que ellos quieren, me reclaman que hable. En síntesis: la palabra y el silencio parecen tener dueños en la Argentina.
En realidad, como ciudadana antes que como Presidenta, siempre he tenido la costumbre de analizar, evaluar, y luego opinar sobre cualquier hecho una vez que este ocurre. Es una sana costumbre que no pienso abandonar.
De jueces y fiscales
El hecho que sí había ocurrido era la inédita convocatoria de fiscales con el apoyo de no pocos jueces a una marcha a la que decían se convocaba para reclamar “justicia” por la muerte del fiscal Nisman, algo realmente tan insólito como sería una convocatoria de Ministros del Poder Ejecutivo reclamando una mejor “gestión de gobierno”, mientras otros afirmaban convocar en homenaje a su colega muerto. No voy a entrar en los antecedentes de los fiscales convocantes, harto conocidos por propios y extraños. Pero no deja de ser una curiosidad que dos de ellos fueron acusados por familiares de las victimas de obstaculizar la causa Amia y la tarea del propio Nisman. Como tampoco puedo dejar de señalar el informe producido por el periodismo español en torno a dos de ellos y a su vinculación con barras bravas y “sus negocios”, del club que en los hechos comanda un candidato presidencial, sin que ningún miembro del Poder Judicial, al hacerse público tal nivel de connivencia, haya actuado o siquiera expresado algo. ¿O será que se vienen tomando en serio y hace tiempo esto de los “silencios” selectivos?
Lo cierto es que la marcha a la que asistió todo el arco de partidos opositores y sus candidatos presidenciales, salvo las agrupaciones de izquierda, no fue para nada un acto de homenaje a una persona trágicamente fallecida, con la obvia excepción de sus familiares directos.
Se pudo ver en vivo y en directo a dirigentes políticos riéndose a carcajadas y también a manifestantes llevando carteles con leyendas ofensivas e insultantes contra el gobierno. Tampoco fue una marcha del “silencio”, porque el mismo fue sonoramente roto por un orador sindical integrante de una central obrera ferozmente opositora al gobierno. En definitiva: tanto en lo gestual como en las palabras y en lo ostensiblemente visible, el 18F fue decididamente una marcha opositora, convocada por fiscales y apoyada por jueces y todo el arco político opositor.
En síntesis: una marcha de varios integrantes de un Poder del Estado, el Judicial, contra otro Poder de la Constitución: el Ejecutivo. Es lo que se vio, se escuchó, se filmó y se fotografió. O sea, el hecho que ocurrió.
Y aquí vuelvo al principio. Había que esperar, porque podría haber sido una marcha en homenaje a un fiscal que apareció sin vida en circunstancias dudosas, tal cual lo expresa la carátula del expediente judicial, o podría haber sido lo que realmente fue: simple y sencillamente, una marcha opositora.
Marcha que sí tuvo un único e inmenso mérito, que es que en la Argentina, tu país, se puede disentir, se puede insultar al Gobierno y a la Presidenta, y se puede marchar libremente. No siempre fue así, y no hablo de la Dictadura. Aún recuerdo lo que les pasó a los que se les ocurrió disentir el 19 y 20 de diciembre del 2001 en la Plaza de Mayo. Represión, más de 30 muertos, disparos sobre la multitud, Estado de Sitio. A más de 13 años, aún no se sabe de detenidos ni de condenas por esos hechos. Fernando De la Rúa presidía el Gobierno.
De marchas y de números
La polémica sobre la marcha y el número de la concurrencia merece un análisis especial. Por lo explícito y por lo implícito. Análisis, que para evitar subjetividades, resulta conveniente recurrir, como fuente, a los propios medios opositores.
En lo explícito, debo decir que las marchas opositoras más grandes que tuvo nuestro Gobierno fueron dos:
– Una convocada por “ingeniero” Blumberg en la plaza del Congreso el 1ro de Abril del 2004.
– La otra fue organizada en el Monumento a los Españoles, sobre la Av. del Libertador, por las Patronales Rurales el 15 de Julio del 2008, luego de 127 días de lock out, desabastecimiento, cortes de ruta, etc. Esta última superior a la primera.
Las crónicas y los documentos fotográficos de los diarios Clarín y La Nación de los días siguientes son el testimonio más elocuente.
Tapa de Clarín del viernes 2 de abril: “Hubo 150.000 personas frente al Congreso y actos en todo el país. Fue una de las mayores concentraciones desde la vuelta de la Democracia.”
Tapa de La Nación del mismo día: “En la más impresionante manifestación popular en muchos años, unas 150.000 personas…”.
Impresiona como ambos diarios cuentan con tanta exactitud la misma cantidad de gente.
Llama la atención la precisión del diario La Nación comparando los dos actos. 237.000 personas en el acto sobre la Av. del Libertador y 103.000 personas en el Congreso, en el acto que presidía Néstor Kirchner.
Basta mirar las tapas de ambos diarios del día 19 de febrero y sus documentos fotográficos para que la cifra mencionada de ¡400.000 personas! resulte patéticamente absurda y políticamente armada.
Las fotos y sus perspectivas, sus propios textos, los lugares físicos comunes ocupados y su capacidad tornan demasiado grosera la mentira.
¿Por qué entonces ese evidente empecinamiento en agregarle ceros a una marcha? Porque en definitiva, allí está el objetivo oculto e implícito de la marcha: El 18F no es el homenaje a un fiscal, ni siquiera un reclamo insólito de justicia, sino el bautismo de fuego del Partido Judicial .
Y ese Partido Judicial debe aparecer con “respaldo masivo” (no popular, concepto impensable para los que concurrieron al evento) que avale y dé aires de legalidad a cualquier mamarracho judicial, independientemente de lo que digan las leyes, los códigos de fondo y de forma y hasta la mismísima constitución.
El 18F. Bautismo de fuego del Partido Judicial
Allí esta el verdadero hecho político e institucional de la marcha del 18F. La aparición pública y ya inocultable del Partido Judicial.
Nuevo ariete contra los Gobiernos Populares, que suplanta al Partido Militar en el rol que, en el trágico pasado, asumiera respecto de Gobiernos con legalidad y legitimidad democrática.
Ya no se trata de golpes violentos que interrumpen el funcionamiento de las instituciones y de la Constitución. La modalidad es más sofisticada. Articula con los poderes económicos concentrados y fundamentalmente con el aparato mediático monopólico, intentando desestabilizar al Poder Ejecutivo y desconociendo las decisiones del Legislativo. O sea, un súper poder por encima de las instituciones surgidas del voto popular.
Un Partido Judicial integrado por grupos de jueces y fiscales vinculados y promocionados por los grandes medios y grupos económicos. Muchos de ellos también defensores de las leyes de la impunidad para los crímenes del Terrorismo de Estado durante la última Dictadura, otros ex-funcionarios políticos de la década del noventa y casi todos de aceitada articulación con las conducciones subterráneas desplazadas de los organismos de inteligencia.
Este Partido Judicial, que al mismo tiempo que funciona como armadero de causas cajonea otras. Es el que llama a indagatoria al Ministro de Justicia media hora antes de que la Cámara de Diputados comience el tratamiento del nuevo Código de Procedimiento Penal. Es el que llama a declaración indagatoria a la Procuradora del Tesoro cuatro días después de que la misma se presente en el expediente donde se tramita la descabellada denuncia del fiscal Nisman, con un escrito de 60 páginas y prueba documental que da por tierra al absurdo “plan criminal elaborado por la Presidenta de la República y su Canciller y aprobado por el Congreso de la Nación”.
Es el Partido Judicial que cajonea causas de Lesa Humanidad como la de Papel Prensa, con increíble cantidad de prueba documental y testimonial, en lo que fue la apropiación de dicha empresa durante la Dictadura por parte de Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, Bartolomé Mitre y los ex propietarios del diario La Razón, sin que siquiera hasta ahora se haya citado a ninguno de los denunciados por la viuda de Graiver, detenida y torturada durante la Dictadura.
A propósito de esta causa emblemática, ¿será cierto que el Juez de la causa, Dr. Ercolini, asistió a la marcha, tal como informan algunos diarios? Pienso que no. Ya sería demasiado.
Es el Partido Judicial el que no toma ninguna determinación y “duerme” la causa sobre lavado de dinero denunciada por Hernán Arbizu, ex Vicepresidente de JP Morgan en la Argentina, donde no solamente se autoincrimina, sino que detalla con precisión como lavaba dinero de los mismos integrantes del Grupo Clarín. La causa lleva años y no hay una sola citación.
Es el Partido Judicial el que aún no permite que se aplique a Ley de Medios, declarada constitucional por la Corte Suprema, a través de una sucesión infinita de medidas cautelares.
Es el Partido Judicial el que ha generado el “derecho cautelar delivery” o el “forum shopping”. El mismo que pide la indagatoria del fiscal Dr. Gonella, que investiga lavado de dinero y narcotráfico, haciendo lugar a una denuncia hecha por una jueza que es pareja del narcotraficante Valentín Temes Coto, condenado a 20 años de prisión por contrabando de tres toneladas de cocaína.
Es el Partido Judicial el que acusa a empresas por meras faltas administrativas, al mismo tiempo que el magistrado actuante vulnera la Ley siendo accionista de sociedades comerciales (lo cual está impedido), adquiridas además con prestamos de bancos públicos (Banco Provincia de Bs. As.) y de empresarios privados. Como detalle risueño: las sociedades de las cuales es accionista tienen las mismas faltas administrativas que las acusadas. Increíble pero cierto. Delicias de la omnipotencia, impunidad y discrecionalidad que te da el sólo hecho de ser uez en nuestro país. De pagar impuesto a las ganancias… mejor no hablamos.
Es el Partido Judicial que acosa en forma nunca vista al Ministerio Público Fiscal con denuncias permanentes, pedidos de indagatorias, allanamientos y trabando el accionar de una institución que la Constitución de 1994 consagró como Ministerio extrapoder, como una garantía de independencia en la administración de Justicia para los ciudadanos.
Es el Partido Judicial que por primera vez en la Historia declara inconstitucional un tratado internacional firmado por el Gobierno Nacional y ratificado por el Parlamento, en ejercicio de facultades Constitucionales que son exclusivas y excluyentes de ambos Poderes. Decisiones estas que, por lo tanto, no son judiciables, tal cual lo marca la propia doctrina de la Corte.
Es el Partido Judicial que no va a elecciones, cuyos miembros no pagan impuestos, tienen sus funciones y prerrogativas de por vida, y en algún caso están por cumplir un siglo. ¿Decime si no te dan ganas de ser juez?
Una apostilla sobre marchas y números
Cuando estoy escribiendo alguien me hace llegar la tapa del diario La Nación del 19 de abril del año 2013. Acá está, no tiene desperdicio.
Es de hace casi dos años. Presta atención al título y al subtítulo. Dice que es la mayor protesta contra el gobierno. Que superó la del 13S y a la del 8N. El 8N, ¿te acordás? La marcha verde. ¿Vos decís por el calentamiento global? No, esa fue en Nueva York, yo estaba y fue multitudinaria en serio. La de acá fue por el dólar.
La protesta de la foto fue por la reforma de la justicia, que luego de aprobada por el Congreso fue rechazada por el Poder Judicial. La crónica dice que a esa manifestación fueron “cientos de miles”. Mirá la foto y volvé a mirar las anteriores. Las conclusiones sacalas vos.
Un detalle. Si te fijás, a un costado de la foto hay un articulo con un título: “El Análisis. Cristina frágil y abrumada”. Me parece que el que necesita un analista es el que escribió el artículo. Y si prestas atención, en la tapa de La Nación del 19 de febrero, el día de mi cumpleaños, otro artículo: “El Escenario. El galtierismo de Cristina”. Te aclaro que no leí ninguno de los dos, pero infiero que de “frágil y abrumada” hace dos años, a pasar a ser Galtieri evidencia un poder de recuperación francamente asombroso… y eso que el alcohol no me gusta y no tomo jamás. Aunque se ve que otros sí, y muy seguido. En fin, delicias de los medios y su falta de registro de lo que escriben. Una pena.
Por si no te queda claro, el tema es que la última marcha de protesta contra el Gobierno siempre va a ser la más numerosa. El problema es que ya van por 400.000, así que me juego que la próxima es un millón.
De Nisman a Pollicita
Tengo en mis manos una copia de la nota que el fiscal Gerardo Pollicita, a cargo de la denuncia del fiscal Nisman, dirigida al Presidente de la Cámara de Diputados, Dr. Julián Dominguez, donde le comunica a ese cuerpo legislativo que no concurrirá el día lunes 23. En efecto, los titulares de las Comisiones de Justicia, Relaciones Exteriores y Asuntos Constitucionales habían invitado al fiscal en virtud de que el nudo central de la denuncia es el Memorandum de Cooperación Judicial entre Argentina y la República Islámica de Irán con motivo del atentado de la AMIA, firmado por el Poder Ejecutivo y aprobado por el Poder Legislativo, por tratarse de un Acto Federal Complejo, que requiere para su perfeccionamiento la intervención de los dos Poderes.
Resultan realmente sorprendentes, y una muestra más de cómo funciona el Partido Judicial, los motivos que alega el Fiscal Pollicita para no concurrir al Congreso de la Nación a explicar una denuncia tan importante en la que estaría involucrada la Presidenta de la Nación, su Canciller y un Diputado, entre otros.
Sostiene la necesidad del “secreto de sumario” y que su concurrencia “implicaría atender las demandas” (SIC) de los señores legisladores y que entonces las “diferentes líneas de investigación” podrían verse frustradas en caso de alcanzar estado público.
¿Donde estaba el fiscal Pollicita cuando el fiscal Nisman hizo un verdadero raid periodístico por TV, radio y diarios, dando pelos y señales de su denuncia? ¿O cuando decidió ir al Congreso invitado por la oposición?
¿Qué pasa con los fiscales de Partido Judicial? ¿Cuándo los invita la oposición aceptan y cuando los invita el oficialismo lo rechazan?
¿Viste lo que te dije sobre el Partido Judicial? Porque además de ser Partido, es opositor y destituyente del Gobierno.
Pero no de cualquier Gobierno. De este Gobierno.
El Gobierno de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
El Gobierno de la derogación de la leyes de impunidad.
El Gobierno que abrió todos los archivos y relevó a todos los agentes de inteligencia para que hablaran sobre el caso AMIA. El único gobierno argentino que le reclamó en la ONU cooperación judicial a la Republica Islámica de Irán para el esclarecimiento de la causa.
El Gobierno que más recursos dio, económicos y humanos, a quienes investigan el atentado terrorista a la AMIA ocurrido hace 21 años, sin que haya un solo detenido, ni un solo condenado.
El Gobierno de la AUH. El que recuperó los recursos de los trabajadores de las AFJP. El de la mayor inclusión en materia previsional. El de la movilidad jubilatoria.
El Gobierno de los planes Procrear, Progresar, Conectar Igualdad.
El Gobierno que hizo la mayor inversión de los últimos 50 años en materia ferroviaria. Trenes nuevos para viajar con dignidad.
El Gobierno que modernizó el trámite de DNI y pasaporte para que ya no sea un calvario obtener tu documentación.
El Gobierno que desendeudó al país. Le pagó al FMI, al Club de París, y se niega a pagar a los Fondos Buitres tasas usurarias. El que quiere pagarle al 100% de sus acreedores en forma equitativa, justa e igualitaria.
El Gobierno que creó más de 5 millones de puestos de trabajo. Que reinstaló los convenios colectivos de trabajo. Que volvió a hacer funcionar el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. El que reindustrializó el país, y tiene los salarios mas altos de America Latina, nominalmente y en paridad de poder adquisitivo.
El Gobierno que construyó las obras de infraestructura más importantes de los últimos 50 años. El que terminó Yacyretá y Atucha II. El que construye y lanza al espacio el primer satélite argentino, creando ARSAT.
El Gobierno que retoma el Plan Estratégico Nuclear con inversiones superiores a los 11.000 millones de dólares. El que repatrió a más de 1.000 científicos y que creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
El Gobierno que abrió 9 nuevas Universidades Nacionales y generó el sistema nacional de becas con mayor inclusión de toda la Historia.
El Gobierno que amplió derechos con el matrimonio igualitario, con la igualdad e identidad de género.
El Gobierno que restableció el Estatuto del Peón Rural e incluyó por primera vez al personal de casas de familia con todos sus derechos laborales y de seguridad social.
El Gobierno que le dijo NO al ALCA y SI a MERCOSUR, UNASUR y CELAC.
Y aunque no lo creas, el Gobierno que mayor presupuesto le ha dado al Poder Judicial.
viernes, 9 de enero de 2015
Génesis del terror
Por Atilio A. Boron *
El atentado terrorista perpetrado en las oficinas de Charlie Hebdo debe ser condenado sin atenuantes. Es un acto brutal, criminal, que no tiene justificación alguna. Es la expresión contemporánea de un fanatismo religioso que –desde tiempos inmemoriales y en casi todas las religiones conocidas– ha plagado a la humanidad con muertes y sufrimientos indecibles. Los políticos y gobernantes europeos y estadounidenses se apresuraron a manifestar su repudio ante la barbarie perpetrada en París. Pero parafraseando a un enorme intelectual judío del siglo XVII, Baruch Spinoza, ante tragedias como esta no hay que llorar sino comprender. ¿Cómo dar cuenta de lo sucedido? La respuesta no es simple porque son múltiples los factores que la precipitaron. No fue la obra de un grupo de fanáticos que, en un inexplicable rapto de locura religiosa, decidieron aplicar un escarmiento ejemplar a un semanario que se permitía criticar ciertas manifestaciones del Islam. Esta conducta debe ser interpretada en un contexto más amplio: el impulso que la Casa Blanca le dio al radicalismo islámico desde el momento en que, producida la invasión soviética en Afganistán, la CIA determinó que la mejor manera de repelerla era estigmatizando a los soviéticos por su ateísmo y potenciando los valores religiosos del Islam. La Agencia era en esos momentos dirigida por William Casey, un fundamentalista católico, y bajo la administración Reagan tuvo a su cargo la promoción, entrenamiento y financiamiento de Al Qaida, bajo el liderazgo de Osama bin Laden. Cuando en 2011 se consumó el fracaso de la ocupación norteamericana en Irak, Washington intensificó sus esfuerzos para estimular las guerras sectarias dentro del país, con el objeto de debilitar a los chiítas, aliados de Irán, y que controlaban el gobierno iraquí. El resto es historia conocida: reclutados, armados y apoyados diplomática y financieramente por Estados Unidos y sus aliados, los radicales sunnitas terminaron por independizarse de sus promotores, como antes lo había hecho Bin Laden, y dieron nacimiento al Estado Islámico y sus bandas de criminales que degüellan y asesinan infieles a diestra y siniestra. En su afán por desarticular los países de Medio Oriente, Occidente aviva las llamas del sectarismo religioso.
Por eso la génesis de este crimen es evidente, y quienes promovieron el radicalismo sectario no pueden ahora proclamar su inocencia ante la tragedia de París. Horrorizados por la monstruosidad del genio que se les escapó de la botella el 11-S, en su criminal estupidez declararon una sorda guerra contra el Islam en su conjunto. Y sus pupilos responden con las armas y los argumentos que les fueron dados desde los años de Reagan. Aprendieron después con los horrores perpetrados en Abu Ghraib y las cárceles secretas de la CIA; de las matanzas perpetradas en Libia y el linchamiento de Khadafi, recibido con una carcajada por Hillary Clinton, y pagan con la misma moneda. Resulta repugnante narrar tanta inmoralidad e hipocresía. Sobre todo si se recuerda la complicidad de quienes ahora se rasgan las vestiduras y no hicieron absolutamente nada para detener el genocidio perpetrado hace pocos meses en Gaza. Claro, dos mil palestinos, varios centenares de ellos niños, son nada por comparación a doce franceses.
* Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
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La lógica que hay detrás
Por Martín Granovsky
Es obvio que no hay derecho a matar. Es obvio que hay derecho al humor.
Es obvio que la libertad de expresión es uno de los derechos individuales y colectivos más preciados.
Es obvio que ni siquiera el sentimiento de haber recibido la peor ofensa puede desembocar en el asesinato.
Es obvio que no es momento de comparaciones, porque cada muerte es absoluta en sí misma y quien diseñe un ranking corre el riesgo de terminar justificando la matanza, como sucedió el 11 de septiembre de 2001 cuando unos pocos en el mundo creyeron que era de izquierda relativizar la gravedad del ataque a las Torres Gemelas.
Y es obvio que, aun en medio de la indignación y el dolor, sería bueno superar algunas otras obviedades. No las esenciales, que tienen que ver con la vida y la muerte, sino las que subyacen debajo de los análisis más simplotes.
Parece evidente, por los primeros resultados de las investigaciones policiales francesas, que no se trató de una venganza de musulmanes indignados con los dibujos de una revista sino de una acción planificada. Y una acción programada siempre tiene una lógica política a desentrañar.
Suena razonable pensar que los jefes del comando, porque los comandos suelen tener jefes, pudieron haber actuado según el viejo criterio de seleccionar un blanco que, una vez destruido, sirva para sembrar terror. Terror sobre todos. Terror en las calles de París y en el Metro de París. Más allá de la vigilancia, la redacción de Charlie Hebdo era un blanco fácil. No se trataba de un cuartel sino de una redacción. Además, pudieron haber pensado los jefes del comando, atacarlo con éxito generaría un enorme impacto nacional e internacional. Si ésa fue la lógica, el operativo logró enviar los mensajes que se proponía.
Mensaje número uno: de nuevo le puede tocar a cualquier país, inclusive a un país poderoso.
Mensaje número dos: la muerte por comandos le puede llegar a cualquier persona. No es preciso ser soldado.
Mensaje número tres: los comandos están en todos lados, en primer lugar entre los hijos de los inmigrantes miserables llegados de las ex colonias del Magreb.
Mensaje número cuatro: no usar suicidas supone un despliegue logístico mayor, porque los jefes deben considerar la retirada, el escondite y la fuga. Es una exhibición de poder.
La mayoría de las sociedades europeas no está preparada hoy políticamente para recibir estos ataques y prevenir agresiones futuras o repelerlas. Hay dos formas de razonar ante hechos como el de ayer. Una, la más sabia, es pensar que la organización de comandos requiere dinero, una red y audacia pero pocos hombres, y por lo tanto el asesinato en nombre del Corán no puede ser utilizado para responsabilizar a todos los musulmanes o a todos los inmigrantes y a sus hijos nacidos en Europa. Otra, para nada sabia pero en crecimiento, como lo muestra la expansión de la ultraderecha en Francia, el Reino Unido, Grecia o Dinamarca, es pensar que el Islam es genéricamente el enemigo a derrotar. Esta segunda forma les serviría a los jefes del comando para enriquecer su lógica de guerra y espiralizar la violencia.
Los asesinatos como el de Charlie Hebdo nunca tienen justificación moral ni humana pero sí contextos.
Un factor es la guerra sin fin en Medio Oriente.
Otro factor es la dilación en una salida para el problema palestino que, naturalmente, contemple el derecho de Israel a existir sin ser agredido.
Un tercero es la escalada de fenómenos como Estado Islámico, a su vez enfrentados por Washington, Londres y París, en este último caso con 1300 soldados y oficiales, quizás con el mismo resultado de la intervención en Irak, que puso fin a una dictadura y abrió otra caja de Pandora llena de dinamita.
El cuarto, como ocurrió con Al Qaida desde sus orígenes, es la dinámica que adquieren, una vez lanzados cuesta abajo, fuerzas que en un principio fueron alimentadas para combatir a otras. Al Qaida, para pelear contra los soviéticos. Fracciones de Estado Islámico entrenadas en Siria, para cumplir con proyectos sauditas de desestabilización en el área petrolera más caliente del planeta.
El quinto factor es el crecimiento del fundamentalismo teocrático y, en su interior, el aumento en la intensidad de los grupos violentos.
Puede imaginarse que un mundo menos desigual y con menos conflictos abiertos haría aún más injustificables, y por lo tanto más débiles, a las estructuras que preparan comandos de la muerte con alcance global. Esto también es obvio.
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