viernes, 28 de noviembre de 2014

Los 10 números de la Revista Socialista IV Epoca

Dirigida por Oscar González, Secretario de Relaciones Parlamentarias. En la foto Ricardo Forster con los miembros del Consejo de Redacción: el economista Carlos Abalo, el dirigente cooperativista Rodolfo Mangas y el editor Licenciado Fernando Toledo. 

La Revista Socialista fue fundada en 1930 y formó parte del compendio ideológico socialista de la época. 



En sus páginas escribieron Alicia Moreau, Alfredo Palacios, Mario Bravo, Enrique Dickman entre otros. Integran su Comité de redacción actual Antonio Cartañá, Fernando Finvarb, Jorge Rivas, Carlos Fidel, Juan Carlos Coral, Oscar Serrat, Alejandro Lopez Acotto y Alejandro Rofman. Hoy la Revista Socialista sigue siendo una usina del pensamiento Socialista Argentino, consustanciado con el proceso democrático, popular y latinoamericanista por el que atraviesa nuestro país y la región.

viernes, 17 de octubre de 2014

La mano invisible se deja ver en Rosario

Por Oscar R. González *

Como para ratificar su pertenencia al hemisferio derecho de la política argentina, los autodenominados “socialistas” del precandidato Hermes Binner volvieron a decir presente en una actividad organizada en su ciudad insignia por los representantes del más crudo neoliberalismo conservador. Hace un par de años, cuando todavía era gobernador santafesino, el propio Binner manifestaba que “siempre ha sido un honor” ser invitado por la Fundación Libertad, que patrocinan unas 200 empresas. Para no ser menos, su sucesor en la Casa Gris, Antonio Bonfatti, acaba de cerrar el encuentro provincial de esa entidad, realizado en Rosario.

Alineada con el liberalismo decimonónico, la fundación tiene como referentes a Mario Vargas Llosa, el agente de la CIA de origen cubano Alberto Montaner, el ex presidente español José María Aznar y varios economistas estadounidenses que tienen, no a Karl Marx, sino a sir John M. Keynes como la encarnación del mal absoluto. Su consejo académico está integrado, entre otros, por Alberto Benegas Lynch, atormentado como su padre por la presencia del Estado en la economía, y su presidencia es ejercida por Gerardo Bongiovanni. Ambos pertenecen a la Sociedad Mont Pelerin, el non plus ultra del conservadorismo mundial, dedicada a combatir el relativismo y las intervenciones arbitrarias de los poderes públicos.

La entidad tiene múltiples vasos comunicantes con la Fundación Heritage (“patrimonio”, en castellano), tiene como logotipo una versión estilizada de la bandera estadounidense y es financiada a su vez por fondos buitre como los que acosan a la Argentina y contribuyen regularmente a las arcas del Partido Republicano. Tales antecedentes ponen en claro que el fuerte de esas fundaciones no son precisamente las ideas, sino el poder de fuego de quienes representan. Los sofismas burgueses, por otra parte, ya habían sido demolidos por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: “La burguesía, como es natural, se representa el mundo en que ella domina como el mejor de los mundos posibles”. Lo curioso es que lo admitan estos autodenominados “socialistas” que lejos de promover cualquier cambio no paran de reverenciar a la principal potencia del planeta, son devotos de la mano invisible del mercado y, encima, aspiran a liderar un “frente progresista” que se debate entre acordar con Macri o negociar con Massa.
* Secretario de Relaciones Parlamentarias. Socialismo para la Victoria.

Publicado por Página 12, El País, pág. 10, el 10 de octubre de 2014              

viernes, 5 de septiembre de 2014

BRAMUGLIA Y MALVINAS

El canciller presentó un libro que recuerda el alegato ruda ante la ONU

Timerman: "No hay un país que apoye la posición británica sobre Malvinas"

A 50 años de la histórica argumentación, el funcionario homenajeó a su autor y al ex ministro Juan Atilio Bramuglia.

Timerman:
Homenaje - El canciller y Filmus recordaron a Ruda y Bramuglia.
El canciller Héctor Timerman encabezó ayer la presentación de un libro que recopila, entre otros documentos, el primer alegato argentino sobre la Cuestión Malvinas en las Naciones Unidas. Soberanía argentina en Malvinas fue editado a 50 años del denominado Alegato Ruda, el Comité de Descolonización de la ONU. Por eso ayer, la actividad incluyó un homenaje al diplomático que realizó aquella argumentación en 1964 y a Juan Atilio Bramuglia, quien como canciller durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, reclamó por la soberanía sobre el territorio en la Novena Conferencia de los Países Americanos, desarrollada en 1948.
En ese marco, el canciller sostuvo que "mientras 190 país apoyan la posición argentina, no hay uno que sostenga los argumentos británicos".
"No hay ningún país en el mundo que apoye la posición británica, y hay más de 190 países que han expresado públicamente, que han firmado declaraciones apoyando la posición argentina, que es la posición de la justicia, del derecho internacional", señaló el titular del Palacio San Martín en declaraciones a la prensa.
El libro Soberanía Argentina en Malvinas. A 50 años del "Alegato Ruda" recoge el discurso del diplomático José María Ruda ante el comité de Descolonización de la ONU, considerado el precedente para la resolución 2065 que exige al Reino Unido a discutir la soberanía del Atlántico Sur.
"En el año 1965, se reafirma que las Islas son un problema de colonialismo, pero un caso especial de colonialismo. El alegato argentino era que ahí no había una población colonizada porque se había expulsado a la población argentina", señaló el canciller, quien estuvo acompañado por el secretario de Asuntos Relativos a las Malvinas, Daniel Filmus.
Timerman insistió en destacar que "Argentina es un país que no esta completo hasta que no recupere su soberanía sobre toda su geografía, que incluye las Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes" y añadió que el "Reino Unido no tiene nada que hacer" en ese territorio, "nada que hacer en América Latina".
Filmus eligió destacar que el reclamo por la soberanía de las Islas ha sido una política de Estado "que ha recorrido todas las fuerzas políticas", ya que en el año 1948, durante el gobierno de Juan Perón, se presentó el tema ante lo que sería la Organización de Estados Americanos y el "Alegato Ruda" se produce durante la presidencia del radical Arturo Illia.
"Ese alegato dio lugar a una resolución (de la Asamblea de la ONU) muy importante, donde se obliga a los dos estados a negociar y se aprobó sin ningún voto en contra. Al año siguiente nos visitó el canciller británico para iniciar la negociación", que no llegaría a buen puerto.
Filmus rechazó nuevamente el pedido de "autodeterminación" alegado por los británicos, ya que "en casos donde hay disputa por la integridad territorial no hay autodeterminación".
En ese sentido, durante el acto se recordó que en 1985 la Asamblea de la ONU rechazó dos propuestas de enmiendas británicas que procuraron, sin éxito, incluir el principio de autodeterminación en relación a esta cuestión.
Del homenaje participaron también Cristina y Haydée Bramuglia, sobrinas del ex canciller peronista, familiares de Ruda y Rodolfo Mangas y Gustavo Quintana, referentes de la agrupación socialista Atilio Bramuglia. "Es importante homenajear a estas figuras que lucharon por la soberanía sobre el territorio y que demostraron con su trabajo que esa lucha es una causa nacional", resaltaron Mangas y Quintana. «

viernes, 27 de junio de 2014

La ley del garrote

Por Oscar González 

El litigio entre la Argentina y los fondos buitre en los tribunales estadounidenses muestra que, una vez más, estamos castigados. Nuestro crimen ha sido mantener una política de desvinculación del poder financiero internacional, liderar el rechazo al ALCA y la construcción de un poder regional, aún en curso, que puede ampliarse con los llamados BRICS.

Para los amos del mundo, es sencillamente intolerable que la Argentina haya reestructurado su deuda con semejante quita, que haya recuperado empresas públicas y su sistema previsional y que su Presidenta haya alzado enérgicamente su voz para enrostrarles a los países ricos la asimetría que imponen en sus intercambios con las economías en desarrollo.

Otros advierten sobre una disputa por los recursos naturales del planeta, a los que el poder económico concentrado considera de acceso exclusivo cualquiera sea su localización. El presidente uruguayo, Pepe Mujica, ha dicho que el descubrimiento de los yacimientos de shale ha despertado la codicia de los poderosos, como ocurrió ya con la selva amazónica o, de manera no declarada, con el acuífero Guaraní, la reserva subterránea de agua dulce más grande del mundo.

Intereses e ideología se abrazan así en esta ofensiva del capital financiero contra las rebeldías que asoman en todas las latitudes. Matices aparte, El País de Madrid, Financial Times, The Economist y The Wall Street Journal resumen en una sola palabra, populismo, el objeto de su odio y su irrefrenable deseo de venganza. En tanto, los medios hegemónicos locales, liderados por Clarín y La Nación, se regocijan reproduciendo esos editoriales para validar su propia prédica: “¿Vieron? Lo dice la prensa seria del mundo”.

Semejante unanimidad contra la Argentina no puede sino responder al propósito de que el mundo sepa que nadie que desafíe al capital financiero saldrá indemne de su osadía. Pero además, el juez Thomas Griesa expresa la tradicional política del garrote con que los Estados Unidos han sostenido sus políticas imperiales.

Desde 1823, cuando la doctrina Monroe declaró que América Latina era parte de la “esfera de influencia” estadounidense, se han sucedido más de 40 intervenciones militares directas en países de la región —comenzando por México, al que le arrebató en 1846 la mitad de su territorio—, además de operaciones como las que contribuyeron al triunfo de golpes de Estado en la Guatemala de Jacobo Árbenz (1954), el Santo Domingo de Juan Bosch (1965), el Chile de Salvador Allende (1973) o la Granada de Maurice Bishop (1979).

Ciertamente, las condiciones de hoy no son iguales a las del siglo pasado, cuando el gobierno norteamericano ignoraba olímpicamente la cuestión democrática y abogaba directamente por las dictaduras militares. Sucedió que éstas no pudieron garantizar una gobernabilidad al gusto de Washington y diversos cambios mundiales dieron paso a democracias más o menos condicionadas por los grandes grupos de poder, ahora representados por enormes conglomerados de la comunicación. Pero todo indica que la política del gran garrote no se ha discontinuado, aunque por ahora se orienta hacia otros rumbos del planeta. En este marco, los fallos de la justicia estadounidense  muestran claramente que, aun cuando haya fracasado como propuesta de ordenamiento del capitalismo global, el neoliberalismo no duda en recurrir a la extorsión para sostener a cualquier costo su hegemonía.

Desde esta orilla, es preciso seguir trabajando por una construcción global que reúna en una sola voz y múltiples acciones a todos los descontentos y a todas las rebeldías contra una modalidad política, económica y cultural que destruye la vida de los hombres, de la naturaleza.

Publicado por Letra P, el 25 de junio de 2014.

sábado, 21 de junio de 2014

La ley del oficio

Por Oscar R. González *

A propósito de la celebración de un nuevo Día del Periodista, viene a cuento recordar un episodio que tuvo lugar en 2002, cuando un juez comercial que entendía en el concurso preventivo de la editorial Perfil –violadora serial de todos los convenios laborales y de todos los derechos de los trabajadores– tuvo la insólita pretensión de suspender por tres años la vigencia del Estatuto del Periodista Profesional y del Convenio de Trabajo para los trabajadores de prensa, de cuya elaboración me había tocado participar como negociador paritario unos años antes.

En su afán de salvar a la empresa –o, más precisamente, los bolsillos de sus dueños–, el custodio de la legalidad se había llevado puestas dos leyes resistidas desde siempre por los medios hegemónicos. Para entonces, yo era diputado nacional y presenté una iniciativa repudiando la ilegítima pretensión del magistrado y, en una sesión a la que asistieron trabajadores de Perfil, se declaró unánimemente la plena vigencia del Estatuto Profesional del Periodista, aprobado durante el primer gobierno de Perón.

Fue necesario aquel recurso bastante estrafalario –que el Congreso declarase la plena vigencia de una ley plenamente vigente– para poner en evidencia la complicidad entre un magistrado capaz de cometer una tropelía jurídica con tal de complacer el interés económico de una empresa amiga. Un vínculo que, como sabemos, no constituye ninguna novedad.

El recuerdo de aquel hecho tiene que ver de algún modo con la naturaleza de una batalla por la construcción de sentido que enfrenta a la política –entendida como esfera de autonomía ciudadana y herramienta de cambio– con el poder hegemónico de los grandes medios, un poder no desafiado en la Argentina durante largas décadas. Una disputa que ha tenido luces y sombras, victorias y derrotas, pero cuyo saldo incuestionable es que ya nadie puede hacerse el distraído sobre ciertas cuestiones que los periodistas conocíamos desde siempre.

La pretensión de asociar el poder omnímodo de los medios con la libertad de expresión, por ejemplo, ha dejado de ser una verdad revelada. Y el argentino medio que no se empeña en escuchar o leer sólo lo que confirma sus preconceptos o prejuicios sabe que las noticias son construcciones y no el reflejo de presuntas realidades objetivas.

Hasta no hace tanto, los propios periodistas tendían a mirarse a sí mismos más como librepensadores que como trabajadores de prensa. La formación de una conciencia de clase fue más compleja en este gremio que en otros, tanto por la naturaleza propia de las tareas intelectuales como también porque en algún momento existía una cierta identificación con el dueño del medio, que era con frecuencia, él también, un periodista y tenía a la búsqueda de la verdad como un objetivo más o menos plausible.

No hace falta decir que esos presupuestos han naufragado en medio de la marcha del capitalismo, fundamentalmente en su fase neoliberal. Los grandes medios son hoy parte de conglomerados económicos con múltiples tentáculos, y las más de las veces el diario, la radio o el canal son herramientas de presión o extorsión para allanar otros negocios más lucrativos. En tanto las condiciones de trabajo de los periodistas han sido avasalladas en casi todas sus dimensiones, con el pluriempleo, la redacción multimedia, la precarización de los contratos, la tercerización y otras tretas de que se valen los adalides de la libertad de expresión para abaratar sus productos, en más de un sentido.

Como en mis años de periodista y de actividad sindical, sigo creyendo que la libertad de expresión poco tiene que ver con la cuenta bancaria o los discursos gerenciales en los foros patronales. Tal como entonces, creo que el buen periodismo se construye en las redacciones con honestidad intelectual, libertad de conciencia, buenas prácticas profesionales y, sobre todo, respeto irrestricto de los derechos de los trabajadores. Esos derechos que sobrevivieron embates varios y que aún perduran, alojados en el texto del entrañable Estatuto del Periodista.

* Periodista. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.


Publicado por Página 12, El País, pág. 12, el 10 de junio de 2014. 

jueves, 5 de junio de 2014

REPORTAJE EN PÁGINA 12


Página 12 - lunes 2 de junio de 2014

ENTREVISTA A LOS INVESTIGADORES ALEJANDRO LOPEZ ACCOTTO, CARLOS MARTINEZ Y MARTIN MANGAS

Los que más tienen deben pagar más

En diálogo con Página/12, los docentes de la Universidad Nacional de General Sarmiento advierten sobre cómo ha venido perdiendo participación el impuesto Inmobiliario en la recaudación y cómo eso deriva en un sistema impositivo más regresivo.

Por Fernando Krakowiak

En las últimas dos décadas, el impuesto Inmobiliario ha ido perdiendo incidencia en el conjunto de la recaudación, lo que agudizó la regresividad del sistema impositivo. Los investigadores de la Universidad de General Sarmiento, Alejandro López Accotto, Carlos Martínez y Martín Mangas, publicaron el libro Finanzas provinciales e impuesto Inmobiliario en Argentina, donde analizan las causas de esta tendencia. En diálogo con Página/12, advirtieron sobre los riesgos que supone y remarcaron la necesidad de avanzar hacia un esquema de mayor progresividad.

Ustedes afirman que la presión fiscal del impuesto Inmobiliario ha venido descendiendo durante la última década en un contexto de crecimiento económico inédito con fuerte suba en el precio de las propiedades. ¿Cómo se explica esa situación?

Alejandro López Accotto: Lo que pasa es hay un conjunto de impuestos que se indexan automáticamente con el crecimiento de la producción y los precios, mientras que en el caso del Inmobiliario la mayoría de las provincias no tiene un mecanismo automático de actualización. Esa actualización se tiene que hacer todos los años en los Parlamentos provinciales y muchas provincias no lo han hecho porque tiene un costo político visible. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, que es la más grande, el impuesto Inmobiliario tiende a desaparecer.

Martín Mangas: El problema de los impuestos patrimoniales es que cuando no está prevista una actualización en una regla macrofiscal tenes un conflicto político cada vez que queres hacerlo, principalmente en el caso del Inmobiliario Rural, donde hay tres o cuatro cámaras empresarias que tienen una capacidad de lobby muy fuerte sobre las autoridades provinciales. Entre Ríos lo resolvió hace muchos años y actualiza de manera automática todos los años. El resto lo debería haber hecho, sobre todo en un contexto de crecimiento de la actividad económico como el que se registró en los últimos años.

¿Qué variable se podría tomar en cuenta para actualizarlo?

M. M.: Una posibilidad es tomar la evolución de los precios acordados en las transacciones de compra-venta de bienes inmuebles. En el libro planteamos algunas otras alternativas, porque no es lo mismo la vivienda única urbana, donde podrías tener como referencia el índice de salario, que la situación de aquellas personas que tienen varias propiedades que las arriendan para obtener una renta.

En el libro mencionan que, en 2010, el Inmobiliario representó en la Argentina el 0,35 por ciento del PIB, muy por debajo de Estados Unidos (3,03) y Gran Bretaña (3,40), pero cerca de Brasil (0,42), Chile (0,50) y Colombia (0,58 por ciento). ¿A qué nivel puede aspirar el país?

Carlos Martínez: El problema principal es la tendencia. En 1990, la Argentina tenía la presión fiscal del Inmobiliario más alta de Latinoamérica, e incluso era el doble que la de algunos países desarrollados como Alemania y Bélgica; pero desde entonces el impuesto viene perdiendo participación, pese a que aumentó mucho el valor de las propiedades.

A. L. A.: Los impuestos patrimoniales son netamente progresivos. Eso es positivo porque los que más tienen, deben pagar más; pero si se reduce la presión de esos impuestos, se deja de cumplir con esa regla.

M. M.: Nosotros tenemos claro que los impuestos patrimoniales tienen un impacto macro marginal. En los países más desarrollados llegan a 3 o 4 puntos, pero en la Argentina, un país de desarrollo medio que está entre las treinta economías más grandes del mundo, todos los patrimoniales representan 1 punto y deberían estar más cerca de 2 o 3 puntos.

A. L. A.: Las discusiones presupuestarias siempre son en el margen, incluso las referidas a los gastos. Es un porcentaje pequeño del ingreso total, pero puede resolver el déficit fiscal de una provincia o ayudar a resolver el conflicto salarial de un gremio como el de los docentes.

En los últimos años, la presión fiscal creció y mucho tuvieron que ver los derechos de exportación. Cuando la provincia de Buenos Aires intentó actualizar el Inmobiliario Rural, las corporaciones del agro argumentaron que ya estaban haciendo un aporte fuerte con el pago de las retenciones.

A. L. A.: Son cosas diferentes. Las retenciones están vinculadas con precios extremadamente elevados de un conjunto de productos con relación al costo de producción que tienen en la Argentina, pero además esos precios generaron un aumento muy alto en el valor de las propiedades que no se ve reflejado en lo que se paga del impuesto Inmobiliario.

C. M.: Otro problema es que al campo se lo trata como un sector indiferenciado y en la práctica no lo es. El último intento de actualización del Inmobiliario en la provincia de Buenos Aires, que era por debajo de la inflación, no afectaba al 85 por ciento de las partidas de los campos, que son de productores más pequeños. Afectaba al otro 15 por ciento que fue el que evitó que se hiciera.

M. M.: El aumento del Inmobiliario que se propuso a fines de 2013 en la provincia de Buenos Aires era del 18 por ciento. Era una actualización muy moderada. El crecimiento promedio en la tasa anual era de 9 pesos por hectárea. Menos que un café y finalmente no hicieron ni eso.

¿Cuánto representa el Inmobiliario en la recaudación de Buenos Aires y cuánto en una provincia que actualiza el impuesto, como Entre Ríos?

A. L. A.: En Entre Ríos, el 17 por ciento; y en la provincia de Buenos Aires, el 6 por ciento, de los cuales sólo 2 puntos aporta el Inmobiliario Rural. Ahora bien, en Buenos Aires, en 1984, representaba el 36 por ciento. Si se cobrara el Inmobiliario como se cobraba en 1984, la provincia de Buenos Aires recaudaría con ese impuesto seis veces más de lo que se está recaudando. Eso considerando un parque de viviendas estático, pero, ¿cuántas viviendas más se construyeron en los últimos treinta años?

M. M.: Hablamos de Buenos Aires, pero otras provincias grandes, como Santa Fe y Córdoba, están en la misma situación. Estas tres provincias se financian en más de un 70 por ciento con el impuesto a los Ingresos Brutos. En el caso de Córdoba, el Inmobiliario Rural además es un mamarracho, porque la alícuota es plana. No tiene tramos por escala. Se paga lo mismo por 10 mil hectáreas que por 100 hectáreas.

Con otros impuestos progresivos como Bienes Personales, los sujetos deben empezar a pagar si tienen un patrimonio de más de 305 mil pesos, pero en los hechos casi nadie paga y la AFIP no hace nada. ¿La actualización del Inmobiliario garantizaría de por sí una mayor recaudación?

M. M.: En Bienes Personales se paga en base a una declaración jurada, pero en el impuesto Inmobiliario llega la partida a cada casa.

C. M: Bienes Personales además es fácilmente eludible porque se aplica sólo sobre personas físicas. Entonces, muchas personas que tienen bienes por encima de los 305 mil pesos crean sociedades fantasma y no pagan ese impuesto porque las sociedades están exentas. En cambio, el Inmobiliario se aplica a la partida inmobiliaria. Si se transfiere la partida a nombre de una empresa, esa empresa igual tiene que pagar el impuesto.

A. L. A.: Cuando se creó el impuesto a los Bienes Personales representaba el 3 por ciento de lo que recaudaba el impuesto Inmobiliario en todas las provincias, y hoy recauda más Bienes Personales que lo que recaudan las provincias con el Inmobiliario. Incluso varios funcionarios provinciales no han dicho que no querían aumentar la valuación fiscal para no perjudicar a los propietarios de sus provincias y que tuvieran que entrar a pagar Bienes Personales, lo cual es una barbaridad.

C. M.: En la ciudad de Buenos Aires es peor todavía. Se establece una valuación fiscal oficial, que es la que debe tomar la Nación para cobrar Bienes Personales, pero después se multiplica esa valuación por cuatro para cobrar el Inmobiliario. La Ciudad creó un mecanismo sólo para que el contribuyente porteño eluda Bienes Personales.

¿El hecho de que la potestad recaudatoria del impuesto Inmobiliario sea provincial favorece o dificulta la actualización y el revalúo?

C. M.: En muchos países cobran las provincias o los municipios. El problema de la descentralización es la capacidad que tienen esas jurisdicciones para imponerse sobre actores económicos concentrados.

A. L. A.: La teoría dice que los impuestos de inmuebles tienen que ser cobrados por las autoridades locales. La práctica muestra situaciones diferentes. En la Argentina, el impuesto lo cobran las provincias y algunas lo han descentralizado a los municipios. Argumentan que la cercanía puede hacer que se cobre más, pero la evidencia muestra lo contrario. En eso inciden motivos políticos, pero también técnicos, como la dificultad para tener un catastro actualizado y una administración eficiente.

Link: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-247613-2014-06-02.html

martes, 8 de abril de 2014

POLITICOS ARGENTINOS INVADEN ESTADOS UNIDOS

Nostalgias carnales
Por Tali Goldman      02.04.2014

Iniciada la carrera electoral, los candidatos pasean sus ideas ante funcionarios y banqueros. Quiénes organizan los tours y cómo se pagan las giras promocionales al corazón del imperio.

Los destinos y los tiempos elegidos por los políticos no son casualidad. Por el contrario, tienen una alta connotación y más en tiempos de previa electoral. Y en la Argentina ya arrancó la larga previa electoral.
Estados Unidos nunca suele ser un destino fortuito, un país de paso o sólo un lugar para ir de shopping. Un político que pasa por allí dice mucho, y ese fue el caso de varios de ellos, quienes desfilaron con un claro y único objetivo: mostrarse como los mejores candidatos de cara al 2015.

El vínculo quedó en evidencia allá por el 2006, cuando los famosos “WikiLeaks” salieron a la luz. Estados Unidos quiere seguir mostrándose como amo y señor del mundo entero, sobre todo en América latina, rol que cumplió de forma explícita durante las dictaduras en la década del ’70 y que reforzó en los ’90 en épocas de “relaciones carnales”. Por eso se entiende que muchos sigan eligiendo a Estados Unidos como destino principal para hacer lobby. El caso más reciente y llamativo fue el de Sergio Massa, que se mostró radiante y feliz. Eligió un día emblemático para aterrizar y dirigirse al Departamento de Estado: el 24 de marzo, día de la memoria en conmemoración del inicio del golpe cívico militar. Allí estaba el ex intendente de Tigre, acompañado por Eduardo Amadeo –ex embajador en ese país durante la presidencia de Eduardo Duhalde–, Martín Redrado –su principal asesor económico–, el ex lilito Adrián Pérez, quien vivió un año en ese país, y Santiago Cantón –ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos–.


Massa fue invitado por el Inter-American Dialogue, una ONG que tiene entre sus miembros al ex embajador José Octavio Bordón, al decano de la Universidad Católica y ex ministro de Economía de la dictadura José María Dagnino Pastore, y al ex presidente del Banco Central y lobbista del JP Morgan, Alfonso Prat Gay. Bajo semejante auspicio, Massa se reunió con el congresista republicano y miembro del Tea Party Matt Salmon; con el presidente del Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, Claudio Grossman; con la secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Hemisféricos, Roberta Jacobson; el secretario general de la OEA José Manuel Insulza y con el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, uno de los impulsores de las políticas de mano dura. Pasó por el Atlantic Council, el CSIS, el Council of the Americas y el banco de inversión Morgan Stanley. Massa se encargó de dejar contentos a todos: denostó al gobierno de Venezuela y dejó en claro que quiere “recuperar la confianza” para las inversiones extranjeras. Nada distinto a lo que, poco antes, dijo ante ellos otro precompetidor presidencial, Mauricio Macri, quien se mostró como “el candidato del cambio”. Invitado por el presidente del American Jewish Committee (AJC), el jefe de gobierno junto a su elegante esposa, Juliana Awada; su asesor en asuntos internacionales Fulvio Pompeo; el secretario de Gobierno Marcos Peña y su referente económico Carlos Melconian, cenaron con Bill y Hillary Clinton. “Lo que hay que hacer está claro. Basta mirar a Chile, Brasil, Uruguay, Perú y Colombia, y por ahí es donde vamos a ir”, declaró tras salir del banco de inversión JP Morgan, donde compartió un almuerzo con economistas argentinos.


Consultado por Veintitrés, el sociólogo y director del PLED, Atilio Borón, consideró que el hecho de que políticos viajen a Estados Unidos “revela la supervivencia de una penosa mentalidad colonial, de un pensamiento colonizado acerca de que tienen que peregrinar al centro del imperio para buscar la bendición, y esto ya de por sí habla elocuentemente de la baja calidad de la dirigencia que tiene que apelar a esos recursos para poder postularse como candidatos en su país”. El experto en asuntos latinoamericanos agregó que “es un espectáculo triste que habla de una dirigencia política que tiene muy pocos pilares intelectuales y que busca ese apoyo en el exterior”.


Oscar Laborde, presidente del Centro de Estudios del Sur y coordinador del Foro de San Pablo, explicó a esta revista que “solía ser una costumbre durante muchos años que el primer viaje obligado del presidente electo de un país latinoamericano fuera a Estados Unidos. Era casi un rito, una pleitesía que se le hacía al imperio. Cuando en 2011 estuve con Lula, nos comentaba que existía entre los presidentes una competencia sobre cuántos minutos había durado el café con el mandatario de Estados Unidos”. Y agregó: “Néstor Kirchner cambió esa modalidad tratándolo a Bush como a un par y cuando en 2005 le dijo no al ALCA. El gesto de todos los que van allá es de decir ‘si nosotros llegamos al poder esta cosa va a cambiar, vamos a volver a las relaciones carnales’”.


Massa y Macri no fueron los únicos. Elisa Carrió casualmente –o no– decidió pasar sus vacaciones en Nueva York, y se presentó en la Universidad de Columbia para dar una charla en su Escuela de Negocios junto a la diputada Mariana Zuvic –esposa del poderoso empresario radical santacruceño Eduardo Costa–, y al legislador porteño Maximiliano Ferraro. El debate entre ella y otros dirigentes políticos de otros países fue auspiciado por los bancos Credit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y el JP Morgan.


“Creo en la Alianza del Pacífico. No creo en los regímenes de seudoizquierda que esconden nuevas oligarquías corruptas. Creo que los populismos son tiranías soterradas”, dijo la diputada de UNEN, para regocijo del foro.


También dijeron presente el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; la senadora nacional del Pro Gabriela Michetti, y la diputada nacional del GEN Margarita Stolbizer. Invitados por el Council of the Americas (Consejo de las Américas), la organización que promueve el libre comercio, la democracia y los mercados abiertos en todo el continente, los argentinos disertaron entre un público preocupado por las continuidades o cambios de las políticas económicas actuales.


El gobernador salteño ya hizo públicas sus intenciones de ser candidato a presidente, mientras que la senadora aspira a ocupar el cargo que dejará vacante Mauricio Macri. Luego de ese paso por Nueva York, se fueron rumbo a Boston, a la Universidad de Harvard, para participar de un encuentro de la Red de Acción Política (RAP) junto a otros dirigentes como los ex diputados por el Pro Federico Pinedo y Paula Bertol. El RAP es una “fundación plural y apartidaria que tiene como misión hacer un aporte hacia la formación y el fortalecimiento de la dirigencia política en la Argentina a partir de un auténtico espíritu republicano, una vocación de fortalecer el marco institucional y un conjunto de valores, principios y conductas compartidas”. Del consejo asesor de la ONG participan Marcos Aguinis, Santiago Kovadloff, Juan José Llach y Natalio Botana, entre otros.


En visita oficial como gobernador, Daniel Scioli también pisó suelo estadounidense con el objetivo de buscar inversiones para la provincia y se mostró como el sucesor de CFK. También expuso en el Consejo de las Américas. “Con mi experiencia como hombre de Estado y las responsabilidades institucionales que se me han confiado en estos años, busqué cada día más Argentina en el mundo y más mundo en la Argentina promoviendo previsibilidad y confianza”, expresó en el encuentro.


Está claro: Estados Unidos quiere reunirse con políticos argentinos y los políticos argentinos hacen fila para ir a mostrarse como candidatos. En el medio, un gobierno que supo decirle no al FMI y al ALCA, que brega por la unidad latinoamericana a través del Mercosur y la Unasur, y parte de un pueblo que no quiere volver a repetir la historia.

martes, 25 de febrero de 2014

MENOS RECAUDACION PROPIA Y MAS ENDEUDAMIENTO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

SUPLEMENTO CASH - PÁGINA 12 - 23-02-2014

Una combinación peligrosa


Las subas de salarios a las policías provinciales tendrán un fuerte impacto en materia fiscal. Tibias reformas tributarias de progresividad en las provincias fueron anuladas por presión del poder económico.



Por Alejandro López Accotto, Carlos Martínez y Martín Mangas *



En las semanas previas a fin de año, se desató una ola de reclamos salariales de las policías provinciales. Los incrementos otorgados por los gobernadores tendrán un fuerte impacto en materia fiscal y hasta la fecha se desconocen los medios para financiarlos. En la provincia de Buenos Aires, a fines de noviembre de 2013, la Legislatura aprobó el Presupuesto y Ley Impositiva para 2014. La sanción requirió una discusión de varias semanas entre el oficialismo y las distintas fuerzas de la oposición, principalmente en torno de dos cuestiones: la creación de una contribución especial del 18 por ciento en el Impuesto Inmobiliario (urbano y rural) y la autorización para un endeudamiento del fisco provincial de 14.500 millones de pesos.

Luego de una reunión con la Mesa de Enlace bonaerense, voceros del gobernador informaron que suspendían la iniciativa de crear la contribución especial del inmobiliario rural por tres meses, mientras técnicos del Estado y de las patronales agropecuarias estudiarían alternativas. Finalmente, se postergó también la aplicación de la contribución en el tramo urbano. Casualidad o no con los hechos policiales de fines de diciembre, los fondos que aportaría esa contribución iban a estar destinados a financiar nuevos efectivos policiales. Lo que interesa señalar no son sólo las consecuencias fiscales del aumento otorgado a las fuerzas de seguridad, sino la orientación en relación con la política de ingresos fiscales que tuvieron las principales fuerzas políticas bonaerenses en la discusión presupuestaria y fiscal.



Tal como lo manifestó la ministra de Economía, Silvina Batakis, en la reunión de la Comisión bicameral de Presupuesto, la contribución del inmobiliario de un 18 por ciento era una mera actualización del tributo en relación con el año anterior, en un contexto de desactualización prolongada de la valuación fiscal de las propiedades urbanas y rurales. Es decir, no se trataba ni de un aumento de alícuotas ni de una revaluación del valor fiscal de las propiedades. Sí se trataba de evitar la baja aún mayor de la participación del impuesto inmobiliario en el total de la recaudación tributaria y de destinar ingresos a un sector como el de la seguridad, que está cuestionado por los frecuentes episodios de violencia delictiva.

En el caso del Impuesto Inmobiliario Rural, la presión tributaria sobre el sector apenas se veía incrementada ya que, en su conjunto, las medidas propuestas representan una suba inferior a los 9 pesos anuales por hectárea para el 80 por ciento de las partidas.



La imposición patrimonial en la provincia de Buenos Aires (en el resto de las provincias también) viene cayendo estrepitosamente desde 1983 hasta la fecha. En 1983 representaba el 36 por ciento de la recaudación total y actualmente se ubica en torno del 7 por ciento. Aun con la contribución especial del 18 por ciento, esta participación continuaba cayendo. En cambio, la participación del Impuesto a los Ingresos Brutos (incluyendo su tramo descentralizado) en la recaudación total pasaría de un 73 por ciento en 2013 a un 74 por ciento en 2014, lo que aumenta la regresividad del sistema impositivo provincial. Cuando la Gobernación anunció que deja en stand by la propuesta, la caída del peso de todo el impuesto inmobiliario en el total de la recaudación es relevante y parece inscribirse en una política
que desestima la recaudación a través de impuestos patrimoniales.

Las fuerzas políticas opositoras (Frente Renovador, UCR y FAP) celebraron esa decisión. Los primeros que habían hecho del tema de la seguridad un eje de la última campaña electoral cuando apareció la propuesta de cobrarles algunos pocos pesos más a los terratenientes rurales no supieron qué intereses y convicciones les resultaba razonable defender. Si el de la “población indefensa frente a la inseguridad” o el de sus socios estratégicos del campo. Los autodenominados “progresistas”, como en otras ocasiones, prefirieron guardar un silencio llamativo antes que enemistarse con las patronales agropecuarias.



Despejada esa cuestión respecto del impuesto inmobiliario, toda la conversación entre el oficialismo y la oposición se centró en aprobar el endeudamiento. La iniciativa fue finalmente sancionada y el monto comprometido representa casi un 8 por ciento del presupuesto total aprobado. Claramente, por una simple cuestión temporal, el presupuesto no contemplaba ni preveía los incrementos salariales del orden del 50 por ciento arrebatados por la fuerza policial a las autoridades provinciales bonaerenses.



Varias cosas se presentan cuestionables en todo el derrotero. La primera es que se propusiera crear una “contribución especial” y no directamente realizar una actualización de la valuación fiscal de la tierra rural y urbana. Desde el arranque se desistió de dar una discusión más profunda, apuntando a una alternativa supuestamente más digerible políticamente, otorgándole una asignación específica para un tema sensible como lo es la “seguridad”. Empero, ni siquiera así, se pudo sostener la propuesta. Lo segundo, es que al mismo tiempo que se resignaba una mayor recaudación vía el impuesto inmobiliario, se decidió financiar parte del gasto corriente con endeudamiento. Esta receta ya mostró su peligrosidad en el pasado y resulta cuanto menos inconducente como política fiscal de medio plazo.  Y lo tercero es que todavía no se tenga claro cuáles van a ser los mecanismos de financiamiento con recursos propios del aumento policial, ni tampoco sobre los futuros aumentos salariales que en la misma línea (no necesariamente porcentaje) empezaron a plantear el resto de los trabajadores estatales.



Por eso, entre noviembre y diciembre, la dirigencia política bonaerense perdió una oportunidad de evitar que los impuestos patrimoniales, en general, y en particular “a la tierra”, siguieran perdiendo participación en la estructura tributaria frente al avance de impuestos regresivos. Y lo peor es que se dejaron torcer el brazo por tan sólo 9 pesos anuales por hectárea. Ahora, con este nuevo panorama fiscal, de menores recursos por la “concesión a las patronales agropecuarias”, mayores gastos por el aumento salarial otorgado a la policía, sumados a las expectativas generadas para el resto de los trabajadores estatales y un endeudamiento que ya no alcanza, hay que ver si se retorna a la tradicional política tributaria peronista, basada en que más pagan los que más tienen (esquema en el cual los impuestos patrimoniales son una herramienta importante) o si se profundiza una política fiscal que parece más cercana a la década de los noventa que a un proyecto nacional y popular.


* Investigadores-docentes de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

miércoles, 19 de febrero de 2014

DEFENDER LA REVOLUCION BOLIVARIANA

En la vieja Argentina –semicolonia inglesa hasta 1945– nos enseñaron a ignorar a Venezuela, más aún, a rivalizar con ella: nosotros, mirando hacia el Atlántico, Venezuela ambicionando expandirse hacia la América Latina profunda. 

Por Norberto Galasso en Tiempo Argentino

Esto comenzó con Mitre cuando, en las primeras páginas de su biografía sobre San Martín, inventa dos proyectos antagónicos: el argentino, liberar países para tornarlos independientes, el venezolano-colombiano, para  unificarlos bajo su égida como  Patria Grande. Y de ahí, la conclusión: siendo Bolívar un ambicioso, astuto e intrigante, y siendo San Martín "el santo de la espada", el venezolano le habría "robado" la gloria de concluir la campaña libertadora y esta usurpación habría provocado su exilio, quedando el general argentino en Europa con rencor irredimible hacia Bolívar. Por tanto, como diría Mitre y su ministro Elizalde, "Argentina está más cerca de Europa que de cualquier país latinoamericano", y diría luego el presidente Alvear cuando Sandino defendía la soberanía nicaragüense: "Nicaragua está demasiado lejos para que los argentinos nos preocupemos por su destino".

Pero la verdad por fin se está imponiendo. Ahora sabemos que no hubo misterio en Guayaquil: que San Martín, boicoteado desde Buenos Aires por Rivadavia, traicionado por el Lord Cochrane y con graves disidencias en el Perú, comprendió que  Bolívar estaba en mejores condiciones de dar el último golpe a los realistas, por lo cual prefirió dar un paso atrás –evitando una doble jefatura que acrecentaría la indisciplina– y se ofreció como segundo jefe de Bolívar, propuesta que el venezolano no aceptó con buen criterio, pues no podía entrar a Perú llevando por subjefe justamente  al Protector del Perú. 

Ahora sabemos también –porque lo testimonia la autoridad del historiador Ernesto Quesada– que San Martín admiraba a Bolívar y tenía, en su exilio europeo, tres retratos de Bolívar: un óleo que su hija pintó por encargo del propio Don José, un cuadro pequeño de Bolívar, enmarcado con diamantes, que este le regaló en Guayaquil y –lo cual es definitorio– una litografía de Bolívar, en la pared de su dormitorio, delante de su cama. Es decir, lo primero que veía al levantarse era el rostro de Bolívar, frente a él mudaba de ropa y al acostarse, lo último que veía era también el retrato del venezolano. Salvo que se quiera suponer el disparate de que sufría un grado extremo de masoquismo, los hechos demuestran que admiraba a quien había sido su compañero en el proyecto de la liberación y de la unificación de la  Patria Grande, lamentablemente frustrado en el Congreso de Panamá, en 1826.

Por eso, en la vieja época, estigmatizado Bolívar, no podíamos conocer de modo alguno quién había sido el caudillo Ezequiel Zamora, ni tampoco admirar las canciones de Alí Primera. Ahora, la historia mitrista está derrotada –y no por el rosismo ganadero y bonaerense– sino por una concepción latinoamericana expresada ya en organismos como el Unasur y el CELAC, en el Mercosur y el Banco del Sur. Ahora sabemos que la lucha por la Revolución Bolivariana, que es también sanmartiniana, es una sola. Por ello se están alzando voces condenando los intentos desestabilizadores provenientes de la derecha venezolana asociada al imperialismo norteamericano. Pero es necesario insistir: no se trata simplemente de la solidaridad de los argentinos con la causa iniciada en Venezuela por ese extraordinario caudillo popular que fue el comandante Hugo Chávez Frías. No. Es algo más que el apoyo a una causa justa de un país hermano. Es la consustanciación total con el gobierno presidido por Nicolás Maduro, porque ya somos una Patria Grande en reconstrucción y su lucha es nuestra lucha y su enemigo es nuestro enemigo.

Desde esta óptica latinoamericana –la de los grandes libertadores y también la de Martí, la de Artigas, la de Ugarte y tantos otros– salimos a denunciar y condenar el intento golpista de que somos objeto los pueblos de América Latina en estos días, perpetrado por los vendepatrias alimentados por los dólares yanquis. Desde aquí, como integrantes de una misma Nación agredida, y ante el ¿Quién vive? del agresor, contestamos con las palabras de Manuel Ugarte, en 1913: "Respondámosles unánimes, con toda la fuerza de nuestros pulmones: ¡La América Latina!... A la intromisión en nuestros asuntos domésticos, opongamos la acrisolada honradez de gobernantes y gobernados. Digámosles a los yanquis: ¡No queremos tutores! ¡No deseamos padrastros! ¡Dejadnos vivir tranquilos en esta porción de nuevo continente: ¡La América Latina  para los latinoamericanos! No consintamos más que ellos continúen. Pero si los angloamericanos persisten en sus ideas absorbentes, luchemos con el valor legendario de nuestra raza y que salgan de sus tumbas los manes de nuestros Libertadores y en forma de serpientes, estrangulen al enemigo maldito: ¡Viva la América Latina!

miércoles, 22 de enero de 2014

DECLARACIONES DE ARIEL BASTEIRO

Ariel Basteiro, embajador argentino en Bolivia

“De la Rúa al lado de Binner es Lenin”

Por Miguel Jorquera

El embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro, afirma que la relación diplomática del país con el gobierno de Evo Morales es “óptima en todos los sentidos”, y ratifica que “desde afuera” se aprecia la importancia de Argentina y de la presidenta Cristina Kirchner en el proceso de “unidad y transformación latinoamericana”. El ahora integrante de Nuevo Encuentro extraña la militancia y afirma que no abandona su identidad socialista, por eso cuestiona la postura de Hermes Binner, a quien define como más “timorato” que el ex presidente Fernando de la Rúa. Sostiene que una interna abierta para definir el próximo candidato presidencial del espacio debe abarcar a todo el kirchnerismo y no sólo al PJ, aunque insiste en que “antes hay que escuchar a Cristina, que es la jefa del proyecto”.

–¿Cómo es la relación diplomática hoy con Bolivia?
–Optima en todos los sentidos. Cada vez que me cruzo con Evo, siempre me dice algo sobre Néstor y Cristina, de cómo lo ayudaron y lo acompañan. Cuando detuvieron el avión presidencial en Austria, Evo estaba sorprendido porque durante toda esa noche Cristina lo llamó cinco veces y no durmió aportándole argumentos ante la presión que ejercían algunos países de no permitirle el sobrevuelo en su espacio aéreo. Lo interpreta como el grado de unidad que existe entre los gobiernos y los pueblos de Latinoamérica.

–¿Y en lo económico y comercial?
–Bolivia exporta 5 mil millones de dólares en gas y Argentina le compra entre 1800 y 2000 mil millones anuales, lo que hace que este tema siempre esté en la agenda común. Argentina le vende otros mil millones en diferentes tipos de productos. Además, hay proyectos de cooperación y asesoramiento en energía nuclear con fines pacíficos, como la medicina y el agrícola-ganadero. Enviaron un satélite propio al espacio tomando muestra experiencia. También hemos avanzado mucho en el tema migración, que ha evitado muchos conflictos como existieron en el pasado. Así como asesoramiento sobre el G-77 (países en vía de desarrollo) que ahora preside Bolivia y donde la Cancillería argentina acumuló mucha experiencia.

–La migración siempre aparece como un tema recurrente y vinculado con conflictos, ¿en qué han avanzado?
–Hay un sector de la prensa, en Argentina y en Bolivia, que tergiversa la realidad sobre los emigrantes bolivianos en la Argentina y sobre el funcionamiento de los trámites migratorios. Después existe una realidad que desmiente a esos intereses que intentan pudrir la relación entre ambos países, y es que todo boliviano tiene un familiar, un amigo o un conocido que vive en la Argentina y saben cómo es su integración. Las elecciones presidenciales de Bolivia de este año van a tener por primera vez votación en el exterior y comenzó un empadronamiento que hasta el momento llega a cerca de 400 mil en Argentina. Algunos consideran que eso va a ser determinante en el resultado a favor de Evo, por eso cuestionan la ley y las relaciones con nuestro país. Creo que Evo va a ganar por muchos más votos internos que los del exterior.

–¿Cómo se ve la disputa política en la Argentina a la distancia?
–Los medios de derecha de Bolivia reproducen las noticias de sus pares Clarín y La Nación y quieren hacer aparecer que todo es un caos en nuestro país. Por suerte hay también muchos otros medios que reflejan la otra mirada. Pero el pueblo boliviano sabe cómo viven sus connacionales en nuestro país.

–¿Extraña la militancia en el territorio?
–Sí, pero el trabajo en la embajada lleva todo el tiempo. Después de nuestra ruptura con el socialismo nos incorporamos a Nuevo Encuentro como parte del kirchnerismo, aunque mi condición de socialista no la perderé nunca. Pero hoy ser de izquierda es ser kirchnerista. Una cosa que se ve más clara desde afuera, por lo que significa el proceso argentino para el resto de los países de la región. Ven a Cristina como una de las sostenedoras de la unidad latinoamericana y sus transformaciones, y a Néstor como uno de los fundadores junto con (Hugo) Chávez y Lula.

–A propósito ¿cómo analiza la postura del socialismo en Argentina?
–Es un cachivache. Veo a Binner diciendo que votaría a Capriles (en Venezuela), tirándose contra bolivianos y paraguayos adjudicándoles parte de los problemas de seguridad de Santa Fe. Si hay gente que pone a De la Rúa como un ejemplo de político timorato, yo digo que De la Rúa al lado de Binner es Lenin. Si Binner no puede conducir su propio partido, muy difícilmente pueda conducir un proyecto serio ni ser presidente.

–Dentro del kirchnerismo existen sectores que afirman que el próximo candidato presidencial debe resolverse en las PASO y otros creen que esa disputa debe saldarse dentro del PJ. ¿Cuál es su opinión?

–El kirchnerismo es mucho más que el justicialismo. Abarca a un conjunto importantísimo de militantes políticos que sobrepasa al PJ y si tiene que haber una interna abierta tendrá que ser dentro de lo que es el Frente para la Victoria y ahí pueden participar todos los que vienen aportando al proyecto. De todos modos, es importante escuchar lo que diga y aporte la Presidenta, que es la jefa del proyecto.

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martes, 14 de enero de 2014

Las peripecias de un peligroso manifiesto nazi

Las ventas del libro, la marcha de las diferentes crisis y los problemas irresueltos de la globalización deben analizarse en conjunto.

Por Alejandro Horowicz


"El miedo no es una visión del mundo."
General Kurt von Hammerstein

Que el libro de Adolf Hitler haya vuelto a ser un best seller en el 2012; que Amazon, la librería virtual más importante del mundo, señale asimismo el boom de descargas de Mi Lucha durante el año que acaba de culminar, no puede no producir una razonable inquietud.



Asociado al miedo visceral tras el derrumbe del Tercer Reich en 1945, por su carácter de programa nazi responsable de la mayor tragedia histórica con más de 50 millones de muertos, que incluyen 6 millones de judíos; inseparable de la ingenua idea sobre la potencia hipnótica de la "personalidad" de Hitler, sobre su sicopática aptitud para someter, el texto terminó regando una leyenda que incrementó su manifiesta potencia comercial. Sin embargo, nadie editorialmente significativo estaba dispuesto a poner su pie de imprenta a semejante panfleto programático nazi, más allá de lo que personalmente pensara sobre la libertad de prensa.



Por tanto terminó siendo casi una rareza bibliográfica, y su lectura en papel había quedado constreñida al insignificante núcleo del nazismo teórico. Pequeñas ediciones clandestinas, compradas en oscuras y destartaladas librerías. El juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén, curiosamente potenció su esquiva popularidad. Y los lectores argentinos que estaban en el ajo –Eichmann se había refugiado en esta amable región, junto a centenares de jerarcas de idéntica procedencia– sabían dónde adquirirlo: un puesto de diarios de Corrientes y Talcahuano, la librería Huemul de la avenida Santa Fe, tras las conferencias furiosamente antisemitas del padre Julio Meinvielle. Eran los años de Tacuara, de la Guardia Restauradora Nacionalista, del catolicismo preconciliar, de los personajes que graciosamente Engels apostrofara como practicantes del "socialismo de los imbéciles". Esta claro, esos tiempos quedaron sumamente atrás.



Un dato clave se impone. La prohibición de reeditarlo que todavía ejerce el actual propietario de los derechos de autor (Estado de Baviera, Alemania), seguirá vigente hasta el 31 de diciembre de 2015, cuando venza definitivamente el copyright, al cumplirse 70 años de la muerte de Hitler. De esa fecha en adelante ningún argumento legal podrá trabar su comercialización, lo que de ningún modo asegura un crecimiento de las ventas.



Sin embargo, una novedad de bulto puede modificar este panorama: la crisis europea y global. Es cierto que no se trata de una reproducción de los acuerdos de Versalles del año '19, acuerdos que transformaban a Alemania en una suerte de semicolonia financiera de Francia y Gran Bretaña, al tener que pagar unas imposibles "reparaciones de guerra"; y sobre todo la distancia entre la miseria que impuso la crisis del '30, no guarda proporción con los padecimientos actuales de un español, o un griego; entre ambos episodios median los restos del Estado de Bienestar, y su apoliyada red de contención, pero no cabe ninguna duda de que la pendiente de la degradación social avanza, y que nadie cree que esta situación quedará zanjada en el 2015.



Con varios añadidos. Antes que la crisis estallara, el debate sobre los nuevos judíos de Europa, los musulmanes, ya se había instalado. El grado de racismo aumentaba al mismo tiempo que la bonanza económica tendía a desaparecer. Basta recordar el crecimiento de fuerzas como la de Jean Marie Le Pen, durante los '90 para entender. Los emigrantes eran los responsables de todo, quitaban trabajo a los locales, empiojaban las condiciones laborales aceptando peores salarios, y lo que es mucho mas grave, sus hijos ya no se conformaban con las "conquistas" de sus padres, y reclamaban salir de los nuevos ghetos, y como sus planteos caían en oídos sordos no descartaron la acción directa. Miles de automóviles quemados en París remiten a episodios de la primera mitad de la primera década del 2000. Por eso, si bien Le Pen no ganó las elecciones nacionales, su temario, su tono, su sensibilidad racista, se terminó imponiendo.



Es posible parodiar la pregunta con que arranca Mi Lucha para inteligir su actual potencia semiótica. Una fotografía muestra a un judío ortodoxo envuelto en su chal ritual y pregunta: "¿Es esto un alemán?" La respuesta colectiva no es un misterio. Basta poner la foto de una mujer musulmana envuelta en una burka, ropa tradicional que utilizan algunas seguidoras de Mahoma, y preguntar "¿Es esto una francesa?", para que una ola catártica de repugnante xenofobia circule libremente. Más aun, puede hasta alcanzar "formas" progres, ya que se trata de proteger a su portadora de la "opresión a las mujeres". Y con este argumento y otros semejantes, la prohibición de su uso – aduciendo incluso razones de seguridad policial, ya que la mujer no puede ser correctamente identificada– fue votada con aporte comunista, y transformada en ley.



Es cierto que su utilización no goza de predicamento, o en todo caso sigue siendo un instrumento librado a la arbitrariedad policial. Pero marca una tendencia inequívoca. No menos potente que los alcaldes dispuestos a violar la ley e impedir el matrimonio entre homosexuales.



Esto no impide por cierto la lectura "clásica" de Mi lucha. El texto conquista seguidores allá donde el nacionalismo y el antisemitismo proliferan. En India, por ejemplo, es aceptado con cierta condescendencia, y en el mundo árabe, el odio hacia Israel y la extraña alianza que el nazismo mantuvo con la región, fascinada con la figura del führer y su vacía promesa de liberación del yugo inglés, facilitan su penetración actual. Ahí donde la joven de 16 años Amina Filali, violada, golpeada y obligada a casarse con su violador, se suicidó porque fue la única manera que encontró de saltarse las leyes marroquíes y escapar de su marido. O en Turquía, donde Mi Lucha se situó entre los más vendidos del 2005, porque sus "teorías" parecen casar bien con el antiamericanismo, y la urgencia por adquirir una identidad propia que distinga al antiguo Imperio Otomano de Europa. En suma, las ventas del libro y la marcha de las crisis, y los problemas irresueltos de la globalización en curso, no pueden leerse por separado. Ergo, la estructura de sentimientos que cristaliza Mi Lucha remite, inequívocamente, a las peores lacras que arrastra la cultura occidental; su pervivencia es la clave de su éxito permanente. Y aun así: "el miedo no es una visión de mundo".



No es lo único que sucede; un joven periodista francés, Antoine Vitkine, produjo otro best seller. En 2008, a través del documental «Mein Kampf», c’était écrit, dejaba claro que toda la política del Tercer Reich estaba ya expuesta en 1923. En 2009 apareció Mein Kampf, historia de un libro, transcripción del documental, donde Vitkine reconstruye las peripecias del texto, desde su redacción hasta el presente, pasando por el asombroso desconocimiento que por él mostraron muchos dirigentes políticos europeos de la época o, después de la guerra, la disputa acerca de la conveniencia o no de publicar la obra, hasta su reciente difusión. El libro de Vitkine se convierte en una encendida denuncia: la del peligroso entusiasmo que Mein Kampf despierta.


Nunca faltan los que practicando una cierta ecuanimidad universal nos hacen saber que sólo se trata de un libro. Y que si libros mucho más significativos no cambiaron el mundo, no hay especial motivo para creer que este lo hará, incluso que lo haya hecho. No son los argumentos de Hitler los que impactaron a los europeos. Más bien se trata, dicen, de que los argumentos ya estaban previamente inscriptos en las molleras de sus potenciales lectores. El Capital de Karl Marx, por ejemplo, también vio incrementadas sus ventas con motivo de la crisis, sin que esto suponga necesariamente ninguna conversión de sus lectores. Lo peor que le puede pasar a una buena explicación es carecer de eficacia práctica; la derrota material de un punto de vista suele arrastrar consigo los textos que la fundaron. Y Hitler no sería exactamente una excepción a esta cruelísima regla. 

Fuente: Tiempo Argentino